Opinión | La Bodeguilla

El PP echa más pintura azul en el mapa de los ayuntamientos de Málaga

La habitual enemistad rural entre socialistas y comunistas también explica que el PP accediese, por la incapacidad para llegar a acuerdos de los progresistas

Patricia Navarro y José Ramón Carmona, con Flan Oblaré y Elisa Pérez de Siles en la valoración del 9J.

Patricia Navarro y José Ramón Carmona, con Flan Oblaré y Elisa Pérez de Siles en la valoración del 9J. / L. O.

Si en lugar de por sus siglas identificamos a los partidos políticos por colores, el reparto de tonalidades resultaría bastante previsible. Reciente queda aún ese mapa de Andalucía completamente azul que el PP exhibió para presumir del rotundo triunfo con el que, por primera vez, ganó unas elecciones europeas en esta comunidad. Y, precisamente, quitarle porciones rojizas a la distribución de las alcaldías malagueñas para imponer sus tonos azulados es el objetivo de una estrategia de los populares que no cesa. Si en el Pleno del próximo 4 de julio en Carratraca prospera la moción de censura contra el alcalde de Izquierda Unida para la que se han aliado con una edil socialista, los populares le habrían echado una ‘mano’ de pintura azul más al mapa de los ayuntamientos malagueños. Pasaría a tener 48 de las 103 alcaldías, el PSOE mantendría sus 37 o Izquierda Unida perdería una y bajaría a las diez, mientras que las ocho restantes se dividen entre las cuatro de Por Mi Pueblo y otras tantas para distintas formaciones independientes.

Un «cambio social»

En las pasadas elecciones municipales, el PP ganó por primera vez en más municipios malagueños que el PSOE. Cosechó 46 victorias, 40 de ellas por mayoría absoluta, y luego empleó una ambición en los pactos que dejó a sus alcaldes mandando en 47 plazas, algo que hasta hace relativamente poco resultaba impensable. Los populares lograron un avance inédito en el ámbito rural que sus dirigentes atribuyen a «un cambio social en la provincia que ha llegado a todos los rincones». Salta a la vista que la abrumadora victoria de Juanma Moreno en las andaluzas de hace dos años marcó un antes y un después. Creó un caldo de cultivo ‘pepero’ que no existía en determinados pueblos. Sobre todo, en la Serranía de Ronda o la comarca de Antequera. Y la prueba de ello no sólo es lo que pasó el 28M. En los comicios europeos de este 9 de junio, el PP llegó a ganar en dos localidades más: en 48. Y en aquellas en las que gobierna ahora a nivel municipal se hizo -fuese primera fuerza o no- con un buen resultado que antaño no se daba.

El caladero de votos que el PP ha ido progresivamente ensanchando en distintas poblaciones le está permitiendo, a su vez, aprovecharse de la pelea ‘roja’ que se da en muchos pueblos del interior de la provincia. Los populares están sacando más rédito que nunca de la insalvable rivalidad cainita en la que suelen encallar el PSOE e IU. Algo de ello se desprende de la moción de censura de Carratraca. La mala relación entre el alcalde de IU y la representante del PSOE ilustra la ruptura que le ha puesto la vara de mando en bandeja al PP. Aunque la propia agrupación socialista se ha desvinculado de su candidata y la acusa de actuar por libre, los choques entre ambas formaciones ya se producían allí hace años. Es más, en IU Carratraca se recuerda estos días que la futurible regidora popular, Marian Fernández, ya fue alcaldesa entre 2011 y 2015 pese a que se presentó como «paracaidista» con «el beneplácito de los socialistas».

Aprovechar la pelea ‘roja’

La habitual enemistad rural entre socialistas y comunistas también explica que el PP accediese, por la incapacidad para llegar a acuerdos de los progresistas, a las alcaldías de Arenas, Archidona o Humilladero, donde a la postre fue víctima de una moción de censura que puso a una alcaldesa del PSOE respaldada por IU. Y, de hecho, parecía que en la localidad de la Plaza Ochavada iba a suceder lo mismo con un apoyo recíproco.

Pero, sorprendentemente, el PP se ha adelantado en Carratraca con una jugada que hasta ha embarrado la relación de las direcciones provinciales del PSOE e IU.

Vista del Ayuntamiento de Carratraca.

Vista del Ayuntamiento de Carratraca. / Diputación de Málaga

Pactos de todos los colores

La estrategia del PP de Málaga para disparar su número de alcaldías se ve alimentada, a día de hoy, por pactos de ‘todos los colores’. Tras las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, ya se ha asistido a diversos casos en los que ha aflorado la clave introducida, por ejemplo, en el mensaje difundido por los populares carratraqueños para justificar la reciente moción de censura. En este sentido, aseguraron que van a «demostrar que, para trabajar por un pueblo, no hace falta tener las mismas siglas políticas, ni gobernar centrados en el enfrentamiento, se puede hacer de forma unida independientemente del color».

Ante tales planteamientos, no resulta extraño que el PP de Málaga haya autorizado compañeros de viaje tan radicalmente diferentes como los tres concejales de Vox con los que gobierna en Mijas, desde que allí prosperó en otoño otra moción de censura, o los cuatro ediles de Izquierda Unida con los que comparte otro Ejecutivo en el que tiene la alcaldía: el de Manilva. En esta última plaza, los populares fueron la segunda fuerza más votada y sus socios ‘rojos’ la tercera, con cuatro concejales en cada caso. Y aún así se unieron y recabaron el apoyo puntual en el Pleno de investidura del representante de Vox, en el que quizás fue el acuerdo más polémico de todos los alcanzados hace un año.

Otra alcaldía más en 2026

El coqueteo de la formación de centro-derecha con el anhelo redondo del medio centenar de alcaldías malagueñas tiene garantizado un ayuntamiento más para la primavera de 2026. Sucederá en Villanueva del Trabuco.

Allí, cuajó un pacto con el PSOE para la constitución de la corporación municipal. Y entre los dos eslabones del bipartidismo alejaron de la alcaldía del municipio a los independientes de ‘Trabuco Sí’, que ganaron las elecciones con seis de los 13 sillones. No obstante, socialistas y populares exprimieron al máximo la aritmética y se repartieron la vara de mando a razón de los tres primeros años de la legislatura para el PSOE (cuatro concejales) y el último para el PP (tres ediles).

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