Opinión | La libreta del duque de Chantada

La tristeza del ganador

El Unicaja perdió en semifinales con el UCAM Murcia.

El Unicaja perdió en semifinales con el UCAM Murcia. / Unicajab/Photopress

Utilizar estas dos palabras, tristeza y ganador, en la misma frase puede parecer una paradoja, pero el final de la temporada baloncestística en España las ha unido con fuerza. El Real Madrid caminaba firme hacia la mejor temporada de su historia, que es decir mucho, y la perdida de la final de la Euroliga les sumió en una tristeza que ni el título de la ACB ha podido paliar.

Los blancos nunca habían ganado los 3 títulos nacionales y la Euroliga y este año podían lograrlo, pero no. Es cierto que en 1965 y 1974 ganaron todos los títulos en juego, pero no existía la Supercopa, curiosamente el único título que les faltó en el 2015.

El Unicaja estaba en el camino de un año histórico, quizás sin ser consciente de que, aunque perdiera en semifinales ya lo era. Y la derrota en el quinto partido de las semifinales ante el Murcia en el Palacio Martín Carpena ha provocado un regusto que parece empañar una de las tres mejores campañas de la historia de este club en sus muchos años de historia.

Hasta los murcianos que lograron un subcampeonato histórico de la ACB no consiguieron movilizar a su afición en las celebraciones, quizás por la barrida en la final por parte del Real Madrid, el equipo que ya le había eliminado también en la Copa del Rey de Málaga. Su celebración debería haber sido al menos igual que la que se vivió en Granada con la salvación del equipo, pero no lo fue.

Es como ese síndrome de la plata que se vive en las competiciones donde se reparten medallas después de una final. El que logra el bronce, como viene de ganar, casi siempre está en el podium más feliz que el que gana la plata, que viene de perder. Un efecto que el tiempo tiende a corregir. Siempre es mejor ser segundo que tercero. Pero en la inmediatez del momento...

Son los tiempos que nos han tocado vivir. Todo pasa muy rápido y en esa rapidez encontramos la insatisfacción porque no somos capaces de parar y ver/disfrutar lo que estamos haciendo. Los buenos tiempos a lo largo de una vida no suelen ser los más duraderos y muchas veces no somos conscientes de que los hemos vivido… hasta que ya han pasado.

Tenemos que ser capaces de disfrutar más, de disfrutar las cosas buenas cuando se produzcan a pesar de algunos tropiezos que parezcan empañarlos. No conformarse con las derrotas, pero disfrutar de los éxitos. Disfrutar los grandes éxitos como los de esta temporada, pero también de los más pequeños.

El Unicaja es el gran triunfador de esta temporada junto al Real Madrid y eso debe ser motivo de celebración y reconocimiento. ¿Que pudo ser mejor? Pues sí, siempre todo es mejorable. La capacidad de mejora siempre está ahí, los imposibles no existen, lo que a nosotros nos parece inalcanzable a generaciones posteriores les resultará cotidiano, en la vida y en el deporte. Pero para crecer hay que consolidar y no se puede consolidar desde la frustración.

En los últimos días me han gustado mucho las palabras del presidente Antonio Jesús López Nieto e Ibon Navarro sobre jugadores como Carter u Osetkowski. Felices de que se queden, pero si tienen que irse, que lo digan pronto para encontrar un sustituto.

Cero dramas a pesar de ser dos de los jugadores de más calidad de esta plantilla. Estamos en el buen camino y nada puede distraer o frustrar un proyecto que busca, por ahora, un tercer año de gloria en esta próxima temporada, siendo consciente de que es difícil igualar todo lo conseguido durante las dos últimas. Carpe diem…