Crónicas de la ciudad

Macrobotellón de señoritos en las playas de Málaga

Por muy eficaz que haya sido la limpieza municipal de la Noche de San Juan, la concentración de miles de malagueños comportándose como señoritos sin modales, evidencia que tenemos un problema de educación y de imagen

Dos trabajadoras de Limasam, ante el mar de basura de La Malagueta, en la mañana del lunes, tras la Noche de San Juan.

Dos trabajadoras de Limasam, ante el mar de basura de La Malagueta, en la mañana del lunes, tras la Noche de San Juan. / Álex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Es descorazonador el refrán popular que asegura que «Quien nace lechón muere cochino», porque echa por tierra el papel transformador que la educación pueda tener en la vida de toda persona.

Hay que confiar en que la constelación de lechones que se dio cita la pasada Noche de San Juan no signifique que pasarán, ya de adultos, a la categoría de cochinos a perpetuidad; algunos de ellos, los ‘homínidos’ que en esta sección protagonizan tan variados actos vandálicos contra Málaga. 

Y habrá que cruzar los dedos para que los cochinos consolidados que en la noche del 23 ‘hozaron’ en la basura de La Malagueta, tengan la oportunidad de cambiar y volver a su ‘estado humano’ anterior, como hace muchos siglos ya hizo el protagonista de ‘El asno de oro’

Lo más llamativo de la noche de las hogueras fue escuchar cánticos en favor del Málaga, por el feliz ascenso del equipo a la Segunda División y, pocas horas después, demostrar ese amor por los colores y también por la ciudad haciendo añicos su imagen. 

Al hilo de esto, más de medio millón de personas había visto en Twitter, hasta ayer por la mañana, las fotos y el vídeo publicados por la Asociación Andalimpia de la playa de La Malagueta convertida en un extenso vertedero. Además, alguna televisión nacional había pedido las imágenes para darlas a conocer a toda España

Otra imagen de la basura en la playa de La Malagueta, tras la Noche de San Juán.

Otra imagen de la basura en la playa de La Malagueta, tras la Noche de San Juán. / Álex Zea

No se trataba, por supuesto, de hacer leña del árbol caído sino de concienciar, de abrir los ojos ante tanto cochino en ciernes, porque una cosa es querer a Málaga de boquilla y otra predicar con el ejemplo. 

Que tantos miles de malagueños, en su mayoría jóvenes, hayan contribuido a transformar las playas de todos en un basurero -más todo lo que terminó en el mar-; que tantas personas hayan sido incapaces de recoger lo consumido y depositarlo en una papelera, indica el largo camino que tiene Málaga para ser una ciudad de Primera. De Primera, en el sentido del civismo y la educación, mucho más importante que jugar algún día contra Mbappé.

Una Noche de San Juan más, miles de malagueños volvieron a meter un gol por toda la escuadra a su ciudad natal,al comportarse como repelentes señoritos sin modales, conscientes de que se puede ensuciar la playa porque, al amanecer, pasará ‘el servicio’ a recoger el estropicio. 

El Ayuntamiento limpió y fue eficaz, pero con esta legión de lechones tenemos un problema de educación e imagen bien gordo. 

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