Fútbol | Copa América
Brasil no puede superar a Colombia y se las verá con Uruguay en cuartos
El golazo de falta de Raphinha fue insuficiente para que la Seleçao superara a los cafeteros (1-1), que terminan primeros de grupo
Joaquim Piera
Había muchísimo en juego en este Brasil-Colombia, tanto como quedar líder del grupo y evitar un cruce de máxima dificultad contra la Uruguay del Loco Bielsa en los cuartos de final. A los cafeteros, que venían dos victorias seguidas, le valía el empate. Y lo lograron (1-1).El mérito es suyo.
Brasil decepcionó. Es un equipo tierno, sin creatividad, ni jerarquía en el medio del campo, que vive solo de la pegada y la inspiración de las individualidades. Estos han sido, de momento, argumentos que no le han valido para imponer su juego de forma sostenible.
Solo ha sumado una victoria y dos decepcionantes empates. Su castigo es medirse ahora a Uruguay en los cuartos, mientras que Colombia le ha tocado el premio de medirse a Panamá, que apeó a los Estados Unidos.
La tensión se palpó desde el pitido inicial. Fue un choque nervioso, tenso y precipitado en que durante muchos minutos hubo más forcejeos y contacto que fútbol. Y este tipo de partido le iba a los colombianos.
Se jugaba al límite y alguno se pasó de la raya… como Vinicius Jr., que aunque sabía que estaba a una tarjeta de la suspensión, le dio un manotazo innecesario en el rostro de James. Al igual se le olvidó que, cuando no juega en el Madrid, no cuenta con el mismo nivel de impunidad y permisividad arbitral. Vio la primera amarilla del encuentro, y se pierde el partido de cuartos de final. La amonestación fue un golpe para él y para su selección.
En medio del bullicio, quien puso luz fue Raphinha, que hizo un golazo con la zurda en un libre directo lejano, que entró por toda la escuadra izquierda. Camilo Vargas llegó a tocar el balón, pero no pudo evitar el tanto.
Colombia, que dominaba la posesión del balón, pudo marcar en dos acciones a balón parado. Primero, en un remate de Davinson Sánchez, que el VAR necesitó más de dos minutos para anular, y, luego, en un lanzamiento al larguero de James, que hizo un partidazo, en un libre directo.
La Seleçao, por su parte, protestó un (claro) penalti del Daniel Muñoz sobre Vinicius. Y, en cuestión de dos minutos, el lateral del Crystal Palace pasó de posible villano a héroe tangible al hacer el gol del empate, tras aprovechar una buena asistencia de Córdoba.
El 1-1 fue un mazazo para Brasil que vio como, en el descuento, se le iba por desagüe todo el derroche de energía.
En el segundo tiempo, quedaron expuestas todas las limitaciones organizacionales de los brasileños. Cuando tuvieron que ir a por el partido, fracasaron, ante una Colombia bien puesta y compacta, que ni tan siquiera tuvo que recurrir a la magia de Luis Díaz, que hizo un partido sencillamente correcto.
Brasil, que fue el último grande en debutar, tuvo tres semanas de preparación... que parece que de bien poco sirvieron. Ahora, solo tiene cuatro días para ofrecer una versión más convincente contra Uruguay.
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