MADRID

Se estrena en España la primera ópera compuesta por una mujer... 400 años después

La coreógrafa y bailarina Blanca Li dirige junto al músico Alfonso Zapico una coproducción de Teatros del Canal y Teatro Real con un "poderío femenino apabullante" y una puesta en escena centrada principalmente en las atmósferas creadas por la luz

Vivica Genaux, mezzosoprano que interpreta a Melissa en la ópera 'La liberazione di Ruggiero dalla'isola d'Alcina', de Francesca Caccini, en Teatros del Canal.

Vivica Genaux, mezzosoprano que interpreta a Melissa en la ópera 'La liberazione di Ruggiero dalla'isola d'Alcina', de Francesca Caccini, en Teatros del Canal. / PABLO LORENTE

Ángeles Castellano

"Dentro de un año será el 400 aniversario del estreno de esta obra, pero realmente es muy actual. Es de una calidad superior en lo musical y una composición muy osada, con intervalos rítmicas y armonías muy avanzadas". Aarón Zapico (Langreo, Asturias, 1978) habla de La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina, la ópera barroca (o, por usar el término más correcto, el balletto in musica) de la compositora italiana Francesca Caccini (1587-ca 1641) que estrena este martes como director musical en los Teatros del Canal de Madrid. Será la primera vez que esta ópera, considerada la primera escrita por una mujer, se pueda ver y oir en España, casi 400 años después de su estreno en Florencia, en la corte de los Médici. "Caccini era una música colosal. Hizo bastantes óperas y se han perdido todas menos esta", indica Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, que coproduce este estreno bajo la dirección de la coreógrafa y directora Blanca Li (Granada, 1964).

La obra, que forma parte del sello Creación Canal, estará en cartel en la Sala Roja de los teatros hasta el día 9 de junio. Estará interpretada por "una leyenda de la música barroca", en palabras de Zapico, la mezzosoprano Vivica Genaux en el papel de Melissa, acompañada por Lidia Vinyes-Curtis como Alcina y Alberto Robert como Ruggiero. Zapico explicaba en la rueda de prensa de presentación que ha trabajado la partitura para que su sonoridad sea "típicamente barroca", algo que logra desde la elección de los instrumentos que interpretarán los miembros del grupo Forma Antiqva que dirige Zapico y que en los últimos años se ha dedicado justamente a rescatar repertorio barroco (concertino, flauta, corneto, viola da gamba, guitarra y tiorba), que estarán acompañados por los solistas de la orquesta titular del Teatro Real.

La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina cuenta una historia basada en los cantos 6 al 8 del poema épico Orlando furioso, de Ludovico Ariosto. Es la tercera obra basada en este poema que se representa esta temporada en el marco de la programación del Real -después del de Haendel y el de Haydn-, pero en esta ocasión se ofrece otra perspectiva: Melissa y Alcina son las verdaderas protagonistas, que se disputan a un Ruggiero hechizado que tiene poco que aportar a la historia: "Aquí Ruggiero es un toy boy medio tonto que se lo disputan las dos mujeres", comentaba Matabosch en la presentación. "El poderío femenino que hay en la obra es apabullante", añadía Zapico. "Es una opera muy colorida, muy moderna en su mensaje y en su narrativa y es espectacular lo perfectamente que se adapta a estos tiempos".

¿Una ópera feminista?

¿Es La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina, estrenada en 1625, una ópera feminista? Cuenta la biógrafa de Caccini, en Francesca Caccini at the Medici Court. Music and the Circulation of Power (The University of Chicago Press, 2009) -Francesca Caccini en la corte Médici. Música y circulación del poder- que esta obra se escribió para ser estrenada como demostración del poder de la archiduquesa María Magdalena de Hagsburgo -esposa de Cosimo II de Médici-, que dirigía la familia más influyente de la época, en el estreno de la remodelación de su palacio Villa Médici del Poggio Imperiale (y precisamente este es el motivo por el que la partitura se escribió y se conservó para la posteridad). El encargo pretendía reforzar la idea de la capacidad de gobernar de la archiduquesa a través de la virtuosidad de Melissa, la protagonista de la obra, que libera a Ruggiero de una vida de desenfreno para que cumpla con sus obligaciones católicas.

Los cantantes Alberto Robert (Ruggiero) y Lidia Vinyes-Curtis (Alcina) en la ópera 'La liberazione di Ruggiero dalla'isola d'Alcina', de Francesca Caccini, dirigida por Blanca Li y que se estrena en Teatros del Canal de Madrid.

Los cantantes Alberto Robert (Ruggiero) y Lidia Vinyes-Curtis (Alcina) en la ópera 'La liberazione di Ruggiero dalla'isola d'Alcina', de Francesca Caccini, dirigida por Blanca Li y que se estrena en Teatros del Canal de Madrid. / PABLO LORENTE

Francesca Caccini trabajó durante toda su vida al servicio de los Médici y llegó a ser, incluso, el músico mejor pagad de la corte. Tuvo un papel fundamental en el nacimiento del género lírico, como intérprete y compositora. Hija de un compositor, debutó con 13 años en el estreno de Eurídice, la ópera pastoral de Jacobo Peri estrenada en 1600, la más antigua que se ha conservado. “Caccini tuvo una formación musical muy sólida: fue cantante, laudista, profesora de música y poetisa", explica Matabosch. La fama de los Caccini en aquel momento hizo que el rey de Francia, Enrique IV, impresionado con sus actuaciones, quisiera contratarlos en París, algo que impedirían los Medici.

Claudio Monteverdi, uno de los compositores de la época de mayor repercusión -y uno de los más interpretados del Barroco hoy- también quedó impresionado por la calidad de las obras de Caccini quien, además, encarnó el papel de la hechicera antagonista Alcina en el estreno de su ópera que se estrena ahora en Madrid.

Sus obras, que normalmente componía con encargo, no se solían transcribir, algo que era muy habitual en aquel momento, sino que solían circular como manuscritos. La importancia de La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina está ligada con el momento de su estreno, pero su éxito sería tal que después se estrenaría en Varsovia en 1628, lo que la convertiría precisamente en la primera ópera italiana en ser representada en el extranjero.

Escena de 'La liberazione di Ruggiero dalla'isola d'Alcina', de Francesca Caccini, que en su estreno en Teatros del Canal dirigen Blanca Li y Alfonso Zapico.

Escena de 'La liberazione di Ruggiero dalla'isola d'Alcina', de Francesca Caccini, que en su estreno en Teatros del Canal dirigen Blanca Li y Alfonso Zapico. / PABLO LORENTE

Puesta en escena minimalista

A pesar de lo profuso que suelen ser los decorados barrocos y la cantidad de efectos teatrales que incluyen las obras de este periodo histórico, en Canal la puesta en escena será minimalista, de acuerdo a la descripción que hacía su directora, Blanca Li, en la presentación. "La puesta en escena viene impuesta por los medios que tenemos, que son mínimos", decía. Para lograr una composición sin grandes decorados, la ex directora de los Teatros del Canal y actual presidenta del complejo cultural La Villete de París ha contado con el trabajo de iluminación de Pascal Laajili. "Le he pedido hacer este pequeño milagro conmigo", explica. "A partir se un lienzo creamos y recreamos el espacio escénico con la luz". El vestuario de Juana Martín completa una puesta en escena que incluye danza, algo requerido en la obra (las óperas barrocas incluían danzas de manera habitual), que se interpretará desde una perspectiva contemporánea.

Este estreno, en el que Li y Matabosch llevan trabajando cuatro años, supone la primera coproducción entre Canal y Real. Matabosch comentaba en la rueda que pronto se anunciará otro estreno, que no se ha incluido en la presentación de la programación de la temporada que viene del Real porque faltaba ultimar algunos detalles. Para Li es importante el resultado, no sólo por la calidad de la obra, sino porque está compuesto, dirigido y protagonizado por mujeres. "Por supuesto, porque en el mundo de la ópera la mujer no brilla, aún hay pocas directoras de orquesta, pocas directoras de ópera y mucho menos compositoras", afirmaba. "Lo que tenemos que hacer es empezar a rescatar con mayor ahínco, concienciarnos e incluso poner una cuota de programación de compositoras", añadía Zapico.