Bienestar Social

Ordenan desahuciar a una mujer y su hijo en Benalmádena

Vulnerables, adeudan más de 8.000 euros pero él ha logrado un trabajo con el que paga el alquiler

Cyrus y Guity Ghazviniloo, en el piso de Arroyo de la Miel.

Cyrus y Guity Ghazviniloo, en el piso de Arroyo de la Miel. / L. O.

El Juzgado de Instrucción número 1 de Torremolinos ha ordenado el desahucio de una familia que vive de alquiler en la calle Las Flores, número 9, bloque 22, portal 9, piso 3ºD de Arroyo de la Miel (Benalmádena) este miércoles, 26 de junio, a las 10.00 horas.

Se trata del piso en el que viven desde hace 20 años Guity Ghazviniloo, una mujer de origen iraní, de 64 años, con problemas de movilidad que refiere una discapacidad del 41% y problemas de salud mental, y su hijo Cyrus, de 41 años y nacionalidad española, que también refiere una discapacidad del 35% y problemas de salud mental, lo que la convierten en una familia vulnerable.

Los Ghazviniloo pagan 550 euros de alquiler por un piso de tres habitaciones, baño, salón-comedor, lavadero y terraza pero acumulan una deuda por impago de 8.750 euros. Según Cyrus, la propietaria reclama el piso porque a su hija le han subido el alquiler de donde reside y lo necesita para vivir.

A lo largo de estos 20 años, Cyrus ha tenido todo tipo de trabajos con los que se ha ganado la vida y ha pagado el alquiler pero estuvo un año sin trabajo y entonces tuvo que decidir si destinar la pensión a comer o pagar el alquiler. De ahí, explica, la deuda acumulada.

Cyrus nació en Marbella en 1983 de madre iraní y padre austriaco. Sin embargo, su padre les abandonó cuando él tenía 6 años y nunca han vuelto a saber de él. Afirma que, desde 2011, su madre está pendiente de recibir un herencia de una familia adinerada que la adoptó en un orfanato de Irán cuando era pequeña y que, después de años de gestiones, parece que va a heredar. Se trataría de una serie de terrenos que la mujer vendería para comprar el piso en el que vive con su hijo.

Cyrus reconoce que el contrato de alquiler finalizó en diciembre de 2022, «pero seguimos viviendo aquí y hemos pagado lo que hemos podido. De hecho con mi actual trabajo de barrendero he pagado los meses de marzo, abril, mayo y junio de este año».

Sin embargo, denuncia que el 3 de junio le pasaron la orden de desahucio por debajo de la puerta, no como marca la ley: identificando al receptor y firmando un recibo, por lo que se siente indefenso. «Los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Benalmádena nos ofrecen una vivienda durante tres meses pero ¿y después qué? ¿Dónde vamos a alquilar una vivienda estable con los precios cómo están? Mi madre no quiere irse porque llevamos 20 años y aquí tiene todos sus recuerdos. Lleva tres meses con depresión, sin salir de casa, y amenaza con suicidarse y yo estoy desesperado de que lo haga. Solo pedimos un poco más de tiempo porque mi madre tiene que volver a Irán en julio y todo parece indicar que podrá cobrar la herencia. Con ese dinero queremos comprar este piso u otro que tenga mejores condiciones porque ella tiene problemas de movilidad y vivimos en un tercer piso sin ascensor. Mientras tanto yo me comprometo a reducir la deuda con mi sueldo de barrendero», explica Cyrus.

La familia Ghazviniloo vive con los 480 euros del Ingreso Mínimo Vital que recibe la madre y los 790 euros que gana Cyrus, desde julio de 2023, como barrendero los fines de semana y días festivos para FCC en Mijas. «He intentado convencer a los propietarios de que no volveré a fallar en el pago del alquiler porque ahora tengo un trabajo estable con contrato fijo; sólo pedimos tiempo para cobrar la herencia y regularizar nuestra situación económica».

El hombre, desesperado, se aferra al Real Decreto Ley 8/2023 de 27 de diciembre «que paraliza el desahucio de los colectivos vulnerables hasta el 31 de diciembre de este año. La hija de la dueña del piso tiene familia que la puede ayudar, pero nosotros no tenemos a nadie».

Al redactar esta noticia, la jueza ha rechazado el escrito de la defensa para paralizar el desahucio.