Patrimonio Industrial

El Ayuntamiento restaurará la chimenea de La Malagueta para acabar con los desprendimientos

La comunidad de propietarios del edificio, que acoge esta pieza de 1896 del Patrimonio Industrial, llevaba desde 2011 denunciando los continuos desprendimientos en las cornisas, y las grietas en los bolardos de las esquinas

La chimenea de La Malagueta, con andamios, este lunes.

La chimenea de La Malagueta, con andamios, este lunes. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La chimenea de La Malagueta será por fin restaurada para acabar con sus continuos desprendimientos. Después de 13 años de denuncias de la comunidad de propietarios del edificio Sevillana, que acoge la antigua chimenea de 43 metros de altura de la antigua fábrica de La Malagueta, el Ayuntamiento de Málaga se dispone a restaurarla, confirmó este lunes a La Opinión la administradora del edificio. La estructura ya cuenta con andamios desde la semana pasada.

En julio de 2023, fuentes municipales ya informaron a este diario de que el Consistorio actuaría de manera subsidiaria, después de que no hubiera podido localizar al propietario de esta chimenea de casi 130 años.

Este vestigio del Patrimonio Industrial, construido en 1896, es una obra de estilo historicista neomudéjar del autor de los edificios de la calle Larios, Eduardo Strachan Viana-Cárdenas.

La chimenea de La Malagueta, en el patio del edificio Sevillana, este lunes.

La chimenea de La Malagueta, en el patio del edificio Sevillana, este lunes. / A.V.

Se trató además de la primera chimenea protegida en Málaga, en el año 1980, gracias al entonces director del Museo de Málaga, Rafael Puertas Tricas. Además, en el año de su centenario, en 1996, fue inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con carácter genérico, aparte de encontrarse dentro del entorno BIC de la plaza de toros.

Esta alta protección, sin embargo, no evitó que dos años más tarde, en 1998, tuviera lugar el primer incidente serio: un gran ángulo de metal se desplomó delante de una clínica médica, en el patio del edificio Sevillana, por suerte sin causar daños personales. El desplome obligó a demoler por precaución el sombrerete que remataba la chimenea.

Chimenea de La Malagueta:  en mal estado y sin dueño  | A.V.

Detalle del primer cuerpo, con la cornisa y uno de los bolardos agrietados. / A.V.

Por otra parte, desde 2011, la comunidad de propietarios venía enviando escritos a las administraciones para reclamar una solución, ante los continuos desprendimientos en la cornisa del primer cuerpo y la aparición de grandes grietas en los bolardos decorativos de las esquinas. En 2020, la Gerencia de Urbanismo colocó una red de protección.

La lentitud de respuesta de un problema que se inició en 1998, guarda relación con la no localización del propietario de la chimenea, la empresa Verificación Técnica-Promocional Sociedad Anónima (Vertecsa), que según informó la comunidad de propietarios en un escrito a la Junta de Andalucía el año pasado, se encontraba "en desconocido paradero".

Este periódico intentó, desde el miércoles de la semana pasada, recabar información sobre la obra al Ayuntamiento de Málaga, sin recibir ninguna respuesta.

Han fallado algunas cosas».

El profesor de Historia del Arte de la UMA, Francisco Rodríguez Marín, presidente de la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga (Apidma), se congratuló ayer por esta medida aunque indicó que, en la gestión del Patrimonio, «han fallado algunas cosas».

El profesor explicó que el que se tratara, en 1980, de la primera chimenea de Málaga en recibir protección fue «algo muy importante, pues abrió la puerta a que el resto también pudiese obtener protección años más tarde». 

De cualquier forma, estimó que la fórmula de integración de la chimenea fue «bastante mala». «Sólo se puede disculpar porque fue una situación sobrevenida -proteger la chimenea- cuando ya estaba otorgada la licencia de construcción». 

El presidente de Apidma recordó que la única fórmula que se ideó fue «elevar la altura de las edificaciones, para compensar al propietario por no derribarla». 

Por este motivo, concluye que el resultado «ha sido malo para la chimenea -menos malo que derribarla-, pues pasa muy desapercibida y, a menudo, compruebo en mis intervenciones que los ciudadanos no sabían que aquí hay una chimenea industrial, porque no la ven cuando pasan por la zona».

También, considera que no ha sido una solución buena para los vecinos, «que la ven como un estorbo para las vistas y un elemento que no aprecian patrimonialmente y que les causa molestias».

«Lo que sí es seguro -continúa Francisco Rodríguez Marín- es que nadie les informó, cuando compraron la vivienda, de que en las zonas comunes existía un elemento patrimonial protegido y que ahí tendría que estar siempre». 

En su opinión, también ha fallado la comunicación: «Muchos no entenderán que el valor histórico y patrimonial de la chimenea es similar al que tienen otros edificios y patrimonios arqueológicos de la ciudad». En ese sentido, pone el ejemplo de las mezquitas de calle Agua, «y ahí sí se ha hecho una gestión acertada que tanto ha aportado a la ciudad».

Suscríbete para seguir leyendo