Crónicas de la ciudad

Turismo masivo en Málaga: expulsar al monstruo de casa

La histórica manifestación del sábado debe empujar a las tres administraciones a coordinarse para acabar, como primera medida, con la plaga de los pisos turísticos, el modelo perfecto para destruir Málaga desde dentro.

Un momento de la manifestación del sábado contra el turismo masivo.

Un momento de la manifestación del sábado contra el turismo masivo. / Gregorio Marrero

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Algunos cargos públicos predicen que este momento de desarrollo turístico de Málaga pasará a los libros de Historia.

No hay que esperar tanto, Málaga capital lleva años apareciendo en ensayos de tirada nacional, lamentablemente por sus ocurrencias urbanísticas, ajenas a toda planificación racional, y porque se ha convertido en ejemplo a no seguir de desmadre turístico, junto a Palma y Barcelona.

Pero apunten un día para la Historia de Málaga, el sábado 29 de junio de 2024, un día de playa y altas temperaturas que logró sacar a la calle a unas 15.000 personas de todas las ideologías y con presencia masiva de jóvenes, los candidatos más firmes a ser los desheredados de esta ciudad.

El 29 de junio pasará sin duda a la Historia porque muchos malagueños se han cansado de la negligente gestión de unos políticos que centran todos sus esfuerzos en que el flujo turístico aumente sin medida. De cargos electos se han transformado en pocos años en gestores inmobiliarios y de grandes paquetes turísticos. Que los turistas y cruceristas no dejen de venir... y se produjo la 'riá' que ahogó esta ciudad.

Las consecuencias de este modelo descerebrado, basado en las ganancias rápidas para una minoría y en el desplome generalizado de los sueldos para la mayoría, están siendo demoledoras. ¿Cómo podemos tener más pisos turísticos que Barcelona?, ¿cómo puede decir nuestro alcalde que, teniendo un sueldo, no es difícil encontrar un alquiler en esta ciudad?, ¿tan ajeno está a la vida real?

Una vista parcial de la manifestación rumbo a la Alameda.

Una vista parcial de la manifestación del 29J, rumbo a la Alameda. / Gregorio Marrero

El monstruo lo tenemos en casa: por la ineptitud de nuestros cargos públicos hemos pasado en 8 años de tener 800 pisos turísticos a más de 11.000 (y habrá muchos más, por supuesto).

Los pisos turísticos fomentan el turismo cutre y el dinero negro, hacen la competencia a los hoteles y han arrasado con el mercado del alquiler, por la trapacería normativa de colarse en miles de bloques de Málaga, en contra de lo que señala el PGOU desde hace 13 años.

No hay otra que ponerse serios y que las tres administraciones, el Gobierno central, el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, trabajen juntas para expulsar al monstruo del turismo masivo con medidas certeras y ejemplares.

El Ayuntamiento de Barcelona, hace unos días, ha anunciado que dejará que se extingan las licencias de los pisos turísticos. Ese es el camino para que el monstruo abandone nuestra comunidad de propietarios y los malagueños puedan empezar a plantearse una vida digna en Málaga, algo imposible en nuestros días.

Si además las alegres promesas electorales de miles de viviendas sociales se hacen realidad, sí que pasará este momento a la Historia de Málaga; por haber frenado a tiempo la 'riá' y resurgido como ciudad digna de ejemplo y elogio. Estamos a tiempo.