Mirando atrás

De la invasión francesa de Málaga al resurgir de la ciudad

El profesor y doctor en Historia Antonio Carmona Portillo analiza en ‘Málaga, 1808-1814. Años de tragedia y de esperanza’, la invasión francesa y el despegue de la capital tras la marcha de los invasores. El estudio complementa uno anterior, de 2020, sobre la huella económica que supuso la ocupación.

Antonio Carmona, en la plaza de la Constitución esta semana, con su nueva obra de investigación.

Antonio Carmona, en la plaza de la Constitución esta semana, con su nueva obra de investigación. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Entre 1808 y 1814 median un mundo y una guerra. España fue invadida por los soldados de Napoleón y Málaga, transformada en provincia francesa (1810-1812); pero también hubo espacio para una alentadora recuperación en muchos ámbitos. 

Todo este proceso es el que analiza Antonio Carmona Portillo en ‘Málaga, 1808-1814. Años de tragedia y esperanza’, que acaba de editar en Amazon.

Como explica esta catedrático jubilado de instituto de 75 años y doctor en Historia, la obra es un complemento del libroAnálisis de una coyuntura negativa. Consecuencias económicas de la ocupación de Málaga por los franceses (1810-1812)’, que publicó en 2017 en Ediciones del Genal, tras cuatro años de investigación.

«Hace tres o cuatro meses me pidieron impartir una conferencia en la Biblioteca Provincial. Fui en busca de documentación y me encontré con material muy extenso», explica. Con ese material tan amplio, fruto del trabajo de 2017, decidió publicar este segundo volumen , que puede leerse de forma independiente. Curiosamente, la conferencia que dio lugar al nuevo libro la impartió este pasado jueves 27. 

‘Málaga,1808-1814’ ofrece un análisis, político, social , económico y -los tiempos mandan- también militar de esa época convulsa. Como explica este ceutí que lleva más de 40 años viviendo en Málaga, ha intentado presentar ese periodo sin maniqueísmos, aunque sin obviar la guerra ni sus desmanes.

Acto de recreación histórica de la Asociación Teodoro Reding en 2013, con soldados franceses en la plaza de la Constitución.

Acto de recreación histórica de la Asociación Teodoro Reding en 2013, con soldados franceses en la plaza de la Constitución. / Arciniega

Así, el libro menciona el intento de los invasores por mejorar los recursos de la capital ocupada. En primer lugar, unificando los hospitales «porque estaban en manos de la iglesia, la nobleza, etc..., intentaron unificarlos en lo que sería el antecedente del Hospital Civil, podríamos decir», explica. Ese hospital general se eligió que fuera el de San Juan de Dios (calle Molina Lario junto a la Catedral), pero no fue posible por la negativa del poderoso Hospital de Santa Ana (parcela del cine Astoria). 

En su faceta como experto en demografía histórica -su tesis doctoral fue sobre la demografía de Ceuta en el siglo XVIII-, también ha localizado un dato tan terrible como curioso: el fuerte aumento del número de niños expósitos, a la salida de los franceses de Málaga.

Antonio Carmona ha comprobado que no se debió principalmente -como podía suponerse- a las violaciones de los soldados de Napoleón, «sino a una crisis económica muy fuerte que provocó una gran hambruna y muchas muertes». Esos niños habían perdido en muchos casos a sus padres o eran abandonados o entregados, «por falta de dinero». 

Portada de la antigua casa de expósitos de la calle Parras.

Portada de la antigua casa de expósitos de la calle Parras. / G.M.

También los franceses, durante el tiempo de ocupación de Málaga, intentaron unificar las casas de expósitos, pues había varias por la capital, la más conocida de todas la de calle Parras, luego llamada la Gota de Leche

La gran crisis

En esa fuerte crisis económica y posterior hambruna tuvieron mucho que ver las fuerzas de ocupación. Como explica el doctor en Historia, los franceses necesitaban «mucho dinero» para mantener a sus tropas y nada más entrar en Málaga, el general Horacio Sebastiani impuso a Málaga «12 millones de reales, que luego rebajó con la llegada de José I».

Plano francés de la ciudad de Málaga y su puerto durante la ocupación napoleónica (1810-1812).

Plano francés de la ciudad de Málaga y su puerto durante la ocupación napoleónica (1810-1812). / L.O.

Los malagueños se vieron cosidos a contribuciones, incluidas las patentes profesionales: «No podías ejercer tu profesión, ya fueras zapatero, médico o sangrador si no pagabas tu patente; después, si pagabas y no sacabas suficiente dinero, dejabas el oficio, con lo que empezó a haber falta de profesionales»., argumenta.

El cierre también incluyó muchas tabernas, porque además de que los taberneros tuviesen que pagar las patentes, «les obligaban a cerrar a las 6 de la tarde, la hora de la oración y la de la salida del trabajo de los jornaleros, para evitar desórdenes».

Toda esta lluvia de gravámenes provocó «una decadencia muy grande de los negocios y una gran quiebra». De hecho, como recuerda, ni siquiera se libró la potente casa comercial Grevigné, de origen francés, que también se hundió. 

El despegue

Pese a los daños causados por el enemigo, incluidos valiosos libros conventuales que se emplearon de relleno para dormir o para fabricar proyectiles, Málaga despegó tras su marcha. 

En el plano político, se sumó a las Cortes de Cádiz y al proyecto de Constitución. Además, los expedientes de purificación por la colaboración con los franceses supusieron hacer tabla rasa: «Se abrió la mano y no hubo venganza», cuenta. Por otro lado, se establecieron los juicios de conciliación, una figura que no existía. 

Monumento al II marqués de Larios, continuador de la saga familiar.

Monumento al II marqués de Larios, continuador de la saga familiar. / Álex Zea

Pero quizás, lo más llamativo sea «el dinamismo económico de Málaga» tras la salida de los franceses, como demuestran los actos jurídicos de las notarías. «A partir de 1812 suben bastante, se están relanzando».

El autor defiende la tesis de que el germen de la Málaga industrial no hay que buscarlo en la década de 1830 sino en ese momento, cuando ya aparecen por el horizonte familias como los Larios, listas para el gran salto de la Málaga del XIX.

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