Sanidad

Investigadores de Ibima y de la UMA descubren una posible nueva terapia para un tipo de enfermedad rara

Los profesionales han utilizado técnicas avanzadas de transcriptómica para identificar cuáles son las vías celulares afectadas que ocasionan el desarrollo de la Deficiencia de Fosfomanomutasa 

Instalaciones del instituto Ibima Plataforma Bionand

Instalaciones del instituto Ibima Plataforma Bionand / ÁLEX ZEA

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Las enfermedades raras son aquellas que afectan a un número muy reducido de personas dentro de la población (menos de 5 por cada 10.000 habitantes). Sin embargo, en su conjunto son muchas las personas que conviven con alguna de ellas. Según la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), solo en Andalucía se estima que más de medio millón de personas conviven con estas patologías o están en busca de un diagnóstico, que suele tardar, de media, unos cuatro años.

El segundo gran obstáculo al que se enfrentan estas familias suele ser la falta de tratamientos específicos para estas enfermedades, como en el caso de PMM2-CDG, conocida como Deficiencia de Fosfomanomutasa 2, que, actualmente, no dispone de ningún tratamiento. De manera que el abordaje clínico de la misma se centra en el manejo de los síntomas y la calidad de vida de los pacientes, incluyendo profesionales multidisciplinares de diversos campos como la fisioterapia, la terapia ocupacional, tratamientos dirigidos especialmente a problemas cardiacos o digestivos, y en ocasiones puntuales, en casos de requerirse, intervenciones quirúrgicas.

Se trata de un trastorno congénito de la glicosilación (un grupo de enfermedades hereditarias raras que afectan el proceso de glicosilación) que incide de manera directa en la estabilidad y el funcionamiento de muchas proteínas y células de nuestro organismo, provocando múltiples síntomas como problemas neurológicos, un crecimiento lento y bajo peso corporal, características faciales distintas o problemas multisistémicos que pueden afectar al hígado, el corazón, el sistema digestivo y a distintos problemas oculares, entre otros.

Nuevo posible tratamiento

Sin embargo, el panorama para los afectados por esta enfermedad rara podría cambiar gracias a que un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y Plataforma de Nanomedicina (Ibima Plataforma Bionand) y de la Universidad de Málaga (UMA) han identificado una nueva posible diana terapéutica para este tipo de enfermedad poco frecuente. 

Este logro lo han conseguido gracias a la realización de un estudio genético en el que han utilizado técnicas avanzadas de transcriptómica que les han permitido identificar las vías celulares afectadas, que pueden dar lugar a posibles vías terapéuticas en este tipo de enfermedad rara.

“A través del análisis de transferencia de expresión de genes se han encontrado nuevos mecanismos relacionados con la enfermedad y eso ha puesto sobre la pista de potenciales nuevas terapias y nuevos tratamientos”, explica Juan Antonio García Ranea, catedrático del departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la UMA, adscrito al Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER), coordinador científico de la Unidad de Bioinformática de Ibima Plataforma Bionand y miembro del equipo de investigadores que forman parte del grupo ‘Bases Moleculares de los Sistemas Biológicos’ (SIBIUMA) de Ibima que ha llevado a cabo este estudio. 

La transcriptómica

Según aclara el catedrático, la transcriptómica es una disciplina vinculada directamente con la medicina de precisión o personalizada, que facilita un enfoque individualizado al paciente, permitiendo conseguir así mejores resultados tanto en el diagnóstico de una enfermedad, como en su tratamiento.

Además, gracias a que esta técnica, a partir del análisis de datos, permite identificar cuáles son los mecanismos que están fallando, se pueden establecer objetivos terapéuticos individualizados que dan lugar a la selección de fármacos y sus dosis con mayores probabilidades de éxito, permitiendo además una mayor tasa de éxito en el seguimiento de la respuesta a ese tratamiento, para prevenir, además, posibles reacciones adversas o su efectividad.

Juan Antonio García Ranea, catedrático del departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la UMA

Juan Antonio García Ranea, catedrático del departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la UMA / La Opinión

La relevancia de este descubrimiento no solo reside en la posibilidad de contar con una nueva diana terapéutica para este tipo de patología, sino que esta misma tecnología se puede aplicar a otras muchas enfermedades raras. “En este caso se ha aplicado en esta enfermedad, pero tiene la posibilidad de ser aplicada a otras muchas”, subraya el investigador Ranea. “Una vez que tienes esa muestra biológica, puedes estudiar cómo se expresan los genes ahí. Y al compararlo con individuos sanos, puedes también identificar cuáles son los que fallan y que no encajan correctamente”, añade.

Punto de partida

Descubrir cuáles son los mecanismos moleculares que pueden ser afectados es “muy importante”, según Ranea, ya que, una vez identificados, establecen un punto de partida para que el equipo “pueda continuar identificando las vías para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas”.

En este caso, el coordinador científico de la Unidad de Bioinformática del Instituto ha asegurado que “el trabajo que hemos desarrollado demuestra que el tratamiento con una chaperona farmacológica podría revertir la expresión diferencial de algunos genes, abriendo la vía a posibles terapias”. 

Las chaperonas farmacológicas son moléculas pequeñas capaces de unirse a proteínas que, como consecuencia de una alteración genética, son incapaces de plegarse de manera adecuada, ayudándoles a que adopten su plegamiento correcto y, de este modo, recuperar su funcionamiento óptimo, según explican desde Ibima en un comunicado.

El estudio, que ha sido publicado en la revista ‘BBA - Molecular Basis of Disease’, también destaca el potencial de la chaperona farmacológica, que mostró eficacia en la corrección de la expresión génica anómala en los fibroblastos de los pacientes. “Este hallazgo es un paso crucial hacia el desarrollo de tratamientos más efectivos para esta enfermedad debilitante”, afirman desde el Instituto. 

Futuros estudios

Por su parte, Miguel Ángel Medina, que además de ser investigador responsable de este grupo del Instituto, también es actualmente el coordinador del área científica IBIMA-Rare, ha añadido que “nuestros resultados no solamente amplían el conocimiento de este tipo de enfermedad, sino que pone en un lugar relevante dentro de la investigación biomédica la aplicación de enfoques de biología de sistemas y análisis transcriptómicos, al permitir identificar motivos celulares clave que afectan la deficiencia de este gen, proporcionando nuevas dianas terapéuticas para seguir trabajando en futuros estudios dentro de esta línea de investigación”.

En este estudio, además de la colaboración bioinformática de los profesionales de IBIMA Plataforma BIONAND y de la unidad CIBERER de la Universidad de Málaga, también han participado científicos de otras unidades CIBERER de la Universidad Autónoma de Madrid, del Instituto de Investigación Sanitaria IdiPAZ de Madrid y el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.