Editorial Errata Naturae

La diáspora del 209

Tras cuatro años, Ruth Zylberman logra reconstruir las historias de las personas que habitaron un edificio de París durante los años de la ocupación nazi

Ruth Zylberman

Ruth Zylberman / L.O.

Juan Gaitán

Juan Gaitán

Casi todo el mundo ha jugado alguna vez a averiguar la vida de los desconocidos que le rodean en una cafetería, en el tren, en la consulta del médico. Es un modo de pasar el rato, basado en nuestra sempiterna curiosidad por las personas.

Hay quien juega a lo mismo pero con edificios. «Los edificios de París son un pueblo vivo. Bullen, rebosan, y en el tiempo que llevo caminando a sus pies, mirando siempre hacia arriba, he aprendido a leer, tal y como se interpreta un idioma, las señales que distinguen unas fachadas de otras, como un rostro se distingue de otro rostro». Así comienza Ruth Zylberman su apasionante libro ‘209 Rue Saint-Maur, París. Autobiografía de un edificio’, publicado en español por Errata naturae. En esos paseos la autora llega a preguntarse «¿qué ocurre tras las piedras? (…) Tantos edificios diseminados por la ciudad, moldeando las complejas contradicciones de mi yo interno…». De repente se encuentra con un mapa publicado en internet por un historiador. El mapa señala los niños deportados de París entre 1942 y 1944. Es un mapa en el que se ven las calles, los edificios desde donde se los llevaron, el nombre y edad de los niños… Comienza entonces un recorrido a través de esos lugares: «soñaba con un edificio que explorar como una ‘terra incognita’, a fondo, desde los cimientos hasta la cúspide, para paliar mi obsesión». Y de pronto aparece, como una revelación, «esa calle anodina, ese edificio anodino. El 209 de la rue Saint-Maur, distrito x de París».

Comienza así la autora una investigación de los habitantes y también del propio edificio. Abundará en todos los aspectos, en cómo se crea la calle, cómo se construye el edificio, sus sucesivos propietarios… Pero lo que más le interesa a Ruth Zylberman es la investigación detectivesca de las vidas y destinos de los habitantes del 209 de la rue Saint-Maur, especialmente quienes lo habitaron durante la ocupación nazi de París, en la Segunda Guerra Mundial. 

209 rue Saint-Maur, París

  • Ruth Zylberman
  • Editorial: Errata Naturae
  • Traducción: Elena Pérez San Miguel
  • 472 páginas
  • Precio: 25,90 €

El capítulo 13 es clave, porque trata de la reconstrucción del terror, de la redada el 16 julio de 1942: «pasos en el parqué, pasos en los escalones; puños en la puerta. Tenemos una lista, llamamos a los nombres, a voces. Del otro lado de la puerta puede que se oigan otros gritos. La puerta se abre, una familia entera camina por el entarimado, desciende las escaleras, se reúne en el patio».

En total, fueron cincuenta y dos los residentes del 209 deportados. Cada uno de ellos, cada personaje, podría protagonizar su propio libro. Vidas interrumpidas, personas asesinadas por la barbarie, por la sinrazón. Algunas se salvaron. Varios niños fueron escondidos, llevados con familias a otras zonas de París, a otras zonas de Francia. La investigación es apasionante, y aunque el lector corre el riesgo de perderse en la maraña de personas, de nombres que entran y salen del edificio, de la calle, de los negocios que fueron, el libro no permite el abandono, uno quiere saber, conocer el destino de esa gente.

La investigación llevará a la autora cuatro años. Ruth Zylberman es también cineasta. Su trabajo de indagación dará como fruto el libro y también una película, ‘les enfants du 209 rue Saint-Maur, Paris X’, que fue emitida en el canal Arte.

El libro no posee, ni lo intenta, un lenguaje esmerado, un uso artístico y elevado de la palabra. Es un informe, una investigación. Es más periodístico que literario, pero tiene el valor de lo real, de lo auténtico. Está cargado de emoción porque son emocionantes las vidas de sus protagonistas. Incluyendo aquellas que han permanecido en el misterio, como Daniel, un niño de quien no logra saber nada.

Ahora que parece que de nuevo renacen en Europa fuerzas oscuras, conviene leer un libro como este para hacernos recordar que aún hay supervivientes del horror del nazismo, del fascismo.