Sucesos

De Colombia a Alhaurín de la Torre: un alijo de cocaína de 27 millones de euros

Tras probar con dos envíos de contenedores que sólo llevaban sustrato de coco y deshacerse de la mercancía, el grupo apostó por introducir 750 kilos de polvo blanco en un cargamento de piñas a través del puerto de Málaga - Hay cinco detenidos

Cocaína intervenida en la nave de Alhaurín de la Torre. | L.O.

Cocaína intervenida en la nave de Alhaurín de la Torre. | L.O. / jose torres. Málaga

A la tercera fue la vencida. Antes de animarse a enviar desde Colombia un alijo de cocaína oculto en mercancía legal hasta al puerto de Málaga, la organización puso a prueba la viabilidad del proyecto con dos remesas previas de sustrato de coco, sin estupefaciente. Los investigadores, que gracias a la colaboración internacional pusieron bajo sospecha la actividad comercial, dieron el zarpazo con el envío bueno, cuando uno de los miembros desembalaba la droga entre un cargamento de piñas tropicales en una nave de Alhaurín de la Torre. También arrestaron al camionero que llevó la mercancía desde el puerto y a otras tres personas. Los agentes contabilizaron 638 ladrillos de cocaína que arrojaron un peso de 747,60 kilos que en el mercado mayorista alcanzaría un valor de 27 millones de euros. El grupo, asentado en Málaga y Valencia, contaba con un conglomerado de empresas para importar la droga desde Colombia en diferentes puertos españoles para su posterior distribución al resto de Europa.

No es la primera vez que los narcos transoceánicos se fijan en el puerto de la capital costasoleña para introducir la droga más deseada y rentable de Europa. En 2019, ocho personas, entre ellas cuatro estibadores y el entonces presidente del comité de empresa del colectivo, fueron detenidos al intentar abrir una vía de entrada de cocaína procedente de Brasil.

En esta ocasión, las pesquisas comenzaron en julio. Las autoridades colombianas pusieron a la Policía Nacional sobre la pista de un contenedor sospechoso que salió desde su país con destino al puerto de Málaga cargado de sustrato de coco que podía ocultar un alijo de cocaína. Esta información permitió a los investigadores conocer la logística de los importadores y los distintos puntos de introducción y distribución de sus mercancías y que varias personas vinculadas a esas empresas tenían un amplio historial relacionado con el tráfico de drogas. El contenedor llegó al puerto malagueño a finales de julio, pero el grupo tardó 20 días en recogerlo y trasladarlo hasta unas instalaciones que habían alquilado en Alhaurín de la Torre. En la fachada de la nave colgaron un cartel con datos ficticios, ya que ni el nombre, ni el NIF, ni el teléfono figuraban en ningún banco de datos oficial.

En agosto, volvieron a cargar todo el sustrato de coco y lo transportaron hasta un vertedero de la localidad murciana de Molina de Segura para deshacerse del producto. La historia se repitió a mediados de septiembre con otro contenedor que llegó a Málaga por vía marítima. En esta ocasión, el sustrato de coco fue trasladado directamente al vertedero murciano, hecho que revelaba que la organización estaba realizando pruebas para comprobar la viabilidad de la ruta antes de introducir un alijo importante.

Llegó noviembre y la policía verificó que dos operarios manipulaban en la nave cajas que esta vez contenían piñas tropicales. En la entrada a las instalaciones, los agentes encontraron numerosas bolsas de deporte de color negro que contenían paquetes de clorhidrato de cocaína. El dispositivo finalizó con la intervención de 638 bultos que arrojaron un peso total de 747,60 kilos de cocaína. Los agentes detuvieron allí mismo al hombre que estaba sacando los paquetes de las piñas y al camionero que había transportado las piñas hasta la nave. El primero cuenta con un amplio historial delictivo y un tercero, que logró huir, se encuentra en busca y captura.

Bolsas de deporte con los ladrillos de cocaína.

Bolsas de deporte con los ladrillos de cocaína. / L. O.

En una segunda fase se detuvo a los administradores y gestores de las sociedades instrumentales que utilizaba la organización para introducir la cocaína. Asimismo, se solicitó una orden internacional de detención de una tercera persona. Por su parte, la investigación patrimonial realizada permitió identificar los bienes y ganancias procedentes de la actividad delictiva, pese al intento de ocultación de estos bienes por parte de los implicados. Se ejecutaron tres registros en la Comunidad Valenciana, fruto de los cuales se intervinieron más de 35.000 euros en efectivo. Asimismo, los agentes localizaron numerosa documentación, cuyo análisis podría acreditar la existencia de otros posibles delitos cometidos por la organización desarticulada, como el blanqueo de capitales.