Cuando el 4 de noviembre nos fue llegando por diferentes medios la noticia del fallecimiento del profesor José Luis Pinillos, no por esperada ha dejado de ser menos dolorosa para los que apreciábamos su labor intelectual. La Sociedad Española de Historia de la Psicología, a la que tengo el gusto de pertenecer, había organizado su vigésimo quinto simposio(Santiago de Compostela, Mayo, 2012) como un homenaje a José Luis Pinillos, pero él excuso su presencia alegándonos graves problemas de salud.

Pinillos ha pertenecido a esa primera generación de psicólogos españoles, formados a la sombra del malagueño doctor José Germain Cebrián y a su lado estuvo en la mayor parte de sus fundaciones, Revista de Psicología General y Aplicada (1946), Departamento de Psicología Experimental (1948), Sociedad Española de Psicología (1952), Escuela de Psicología de la Universidad de Madrid (1954).

Como he tenido el gusto de oírle en varias ocasiones, don José Germain (El Patrón, como solían llamarle) actuó como un verdadero padre de Mariano Yela, Miguel Siguán y el propio Pinillos, a los que guió en su formación y ayudó en sus respectivas ampliaciones de estudios. Siguiendo estos consejos José Luis Pinillos realizó estancias de formación en Alemania, teniendo como especial referencia a la Escuela de la Gestalt y sus estudios sobre la percepción y el pensamiento, en Holanda con Tinbergen, referidos a sus estudios etológicos y en Inglaterra con Eysenck, siguiendo con especial dedicación sus trabajos sobre personalidad. Mariano Yela se formaría en Lovaina, centrándose especialmente en psicometría y metodología; Miguel Siguán lo haría en cuestiones de Psicología Social. Y estos tres grandes psicólogos españoles son, en parte, los artífices de la apertura de las primeras Facultades de Psicología en España, en la década de los 70.

De entre los tres ha sido Pinillos indudablemente el más brillante y socialmente reconocido, y a la Psicología Española, que crecía con él, simultáneamente, a través de estos reconocimientos: catedrático de Psicología en Valencia (1961), catedrático de Psicología en la Universidad Complutense (1966), académico de Ciencias Morales y Políticas, Académico de la Lengua Española, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Humanas (1986)... Varios colegas, especialmente a través de la Revista de Historia de la Psicología, han publicado trabajos dedicados a su obra, desde el punto de vista bibliométrico, confirmándonos que no sólo por su producción directa, sino también a través de todo un colegio invisible, ha constituido un núcleo fundamental de la ciencia psicológica del siglo XX, y no sólo entre sus discípulos españoles.

La producción científica de Pinillos, tras sus 94 lúcidos y productivos años, supera la veintena de libros, seguro que excede los 150 artículos, ha dirigido más de un centenar de tesis de doctorado. Pero he tenido el gusto de oírle cuales han sido los dos trabajos de los que se sentía especialmente orgulloso: Germain y Pinillos (1958) Validación de la USAF Air crew Classification Battery en una muestra de pilotos españoles, Revista de Psicología General y Aplicada, XIII (47), 551-560, con el que se cumplía una de las claúsulas de Tratado de Amistad y Cooperación con USA, y que permitieron la selección científica de los aspirantes a pilotos militares de la Fuerza Aérea Española y, posteriormente, de los pilotos civiles en la recién fundada Compañía IBERIA. Y el segundo: Germain y Pinillos (1962) Motor reminiscence as function of extraversión, neuroticism, massed practice, Psychologische Beitrage, 6(3-4), un trabajo experimental de homenaje a Köhler, del que el propio Eysenck hizo unos comentarios muy elogiosos.

Los dos libros más difundidos lo han sido (1969) La Mente Humana, Nº 41 de la Biblioteca Básica Salvat, promovida por TVE, que llegó a multitud de hogares españoles e hispanoamericanos, y el más reeditado (1975) Principios de Psicología, Alianza Universidad, manual de la asignatura Psicología General, crucial en los primeros Planes de Estudio de las recién creadas Facultades de Psicología.

Su fineza intelectual y pensamiento lúcido es más fácil disfrutarlo en infinidad de discursos en las Academias aludidas y en otras instituciones, como el (1983) Las funciones de la conciencia, o la apertura de Curso en el Centro Asociado de la UNED en Melilla (1986), Revista Aldaba o el más reciente (2000) Esbozo de una psicología según la razón vital, ante sus compañeros de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. En todos ellos José Luis Pinillos nos evidencia una gran capacidad de síntesis y un saber generalizante, más allá de los datos fraccionales que nos aportaban los diferentes campos de la docencia e investigación psicológicas.

Me siento en deuda y agradecido al profesor Pinillos especialmente en dos momentos de mi historia académica y personal. El primero de ellos, posiblemente en el Otoño de 1984, con motivo de un coloquio sobre los programas de mejora de la inteligencia, en la Fundación Banco Exterior de España, tuve el gusto de pedirle consejo sobre mis líneas de investigación futuras, recibiendo de él positivos y clarividentes consejos, que han sido muy útiles en mi vida académica posterior. Y el segundo, 30 de junio de 1992, al pedirle que redactara el prólogo de mi libro El Dr. José Germain: Hitos principales de su biografía (1897-1986), no sólo recibí un prólogo hondo, profundo, personal, directo, con unos toques de finura intelectual, sino también una carta manuscrita suya en la que me donaba los materiales que tenía de Germain (su carnet profesional, una foto dedicada) con la única condición de que los difundiera y expusiera en público, para memoria de las generaciones futuras de psicólogos. Así de generoso era José Luis Pinillos en sus relaciones académicas, mirando siempre por el futuro.

Obra

El mejor homenaje que podemos hacer a un trabajador intelectual es conocer y profundizar en su obra. Por eso me siento especialmente orgulloso de haber realizado con mis alumnos de 1º Curso Introducción e Historia de la Psicología, una práctica, hace una semanas, sobre uno de sus discursos, El segundo frente de la Psicología científica, donde se apreciaba perfectamente la brillantez y cualidades intelectuales que venimos comentando sobre cuestiones epistemológicas cruciales de la Psicología.

La conclusión del primero de sus libros más conocidos La mente humana (1969) dice, en la página 179, así: «La sabiduría humana, sin embargo, se mueve entre dos enigmas que parecen indescifrables por principio; a saber: el misterio del primer origen de todas las cosas y la estremecedora incógnita del último fin. Es pues, entre los límites insalvables de ese enigma, donde seguirá la mente humana afanándose -esperémoslo- por cuidar de la vida y perfeccionarse a sí misma». Con la seguridad de que tus enigmas ya han quedado resueltos, descansa en paz, maestro y amigo.

*Juan Antonio Mora Mérida es catedrático de Psicología Básica