Crónicas de la ciudad

El ‘barrio de los metales’está en Málaga

Hace medio siglo que en Santa Isabel, en el Puerto de la Torre, el Ayuntamiento puso nombres de metales a muchas de sus calles. Dos arroyos se unen en su entorno, con unos cauces saciados de ‘basuraleza’.

El arroyo de la Culebra, cerca de las calles Oro y Ópalo, en Santa Isabel, el Puerto de la Torre.

El arroyo de la Culebra, cerca de las calles Oro y Ópalo, en Santa Isabel, el Puerto de la Torre. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

1973, con el PGOU de 1971 ‘calentito’, fue un año de mucha actividad ‘callejeril’, en la que nuestro Ayuntamiento dio nombre a muchos rincones de Málaga que tenía en el limbo. 

Una de esas zonas fue el barrio de Santa Isabel, en el Puerto de la Torre, que regó de calles con nombres de metales. Hace unos 20 años, la ciudad de Madrid copió la idea y estrenó un Barrio de los Metales, cierto es que con mejores equipamientos y calidades constructivas.

El ‘barrio de los metales’ malagueño, por contra, tiene el encanto de la modestia, la parquedad de medios y la autoconstrucción; de ahí que, patear la calle Plata, por ejemplo, sea constatar que no hay ni rastro de las minas de Potosí en esta vía corta y sin salida, además de con el suelo parcheado -parece que por ‘untamiento’ de hormigón de higos a brevas-. 

La pequeña calle Plata, con el parque de Andrés Jiménez, al fondo. Puerto de la Torre.

La pequeña calle Plata, con el parque de Andrés Jiménez, al fondo. Puerto de la Torre. / A.V.

El panorama mejora un poco al encarar la calle Oro, cuyo letrero municipal queda empequeñecido, por el letrero gigante de una tienda de petardos, asomada a la calle Lope de Rueda.

Son calles al pie de la meseta del parque dedicado al verdialero Andrés Jiménez, y algunos vecinos aprovechan la proximidad del cerro para plantar tomates. Desde este barrio se aprecia el techo (metálico, por supuesto) del auditorio de los verdiales.

Lo curioso de esta zona del Puerto de la Torre es que, tomando otra calle que también evoca lujo y riqueza, la calle Ópalo, el paseante desembocará directamente en el cauce del arroyo de la Culebra (o de la Salud), a pocos metros de que se le una el arroyo Salinas, para desembocar, aguas abajo, en el arroyo de las Cañas

Un tramo del arroyo de la Culebra, en el Puerto de la Torre, a finales de junio.

Un tramo del arroyo de la Culebra, en el Puerto de la Torre, a finales de junio. / A.V.

Así que, sin necesidad de bajar demasiado, se puede recorrer este cauce que culebrea entre las casas y, a veces, parece fundirse con ellas. 

Lo más llamativo, sin embargo, aparte de la vegetación, es el pasillito de hormigón que nos informa de que, por el mismo cauce pasa la red de saneamiento; a veces presente por la abrupta aparición de los registros en el arroyo.

Y claro, si hablamos de Málaga, donde, en el cuidado del Medio Ambiente, los malagueños aún estamos más próximos al hombre de Cromañón que a Miguel Delibes junior; no podía faltar un preocupante rosario de plásticos: botellas, bolsas y garrafas, y no faltan palés de madera en mitad del cauce. Santa Isabel, con su ‘barrio de los metales’, tiene dos arroyos que confluyen aunque, hasta la fecha, ninguno arrastre oro como el río Klondike. Paciencia. 

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