Crónicas de la ciudad

Antiguos terrenos de Repsol: una indecencia urbanística

La operación en Repsol es una irreparable indecencia urbanística, contraria a la jurisprudencia del Supremo y a los vecinos, publicitada con cifras maquilladas y defendida con medias verdades científicas.

Infografía sobre los terrenos de Repsol.

Infografía sobre los terrenos de Repsol. / L.O.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En pocas ocasiones nuestros políticos han volcado más esfuerzos para ir en contra del interés general de quienes gobiernan. 

En los antiguos terrenos de Repsol parece un poco más cerca la pérdida de 100.000 m2 de zonas verdes en una parcela en la que, hace 40 años, un grupo de jóvenes urbanistas, galardonados con un premio nacional, programaron el mayor parque de la ciudad. Una recompensa para la Málaga en la que se aglomeraban más vecinos, y en la que la zona verde más abundante era de la de sus macetas.

Pero, en esta Málaga de históricas raíces fenicias, la tentación era demasiado grande como para dejar, en medio de la ciudad, 177.000 m2 de terreno sin urbanizar

Comparación de los terrenos de Repsol en los dos PGOU.

Comparación de los terrenos de Repsol en los dos PGOU. / L.O.

Por eso, los siguientes PGOU fueron comiendo terreno a ese soñado Central Park y hoy, Málaga es quizás un caso único en el mundo civilizado, una de las pocas urbes en las que la construcción de rascacielos, en lugar de liberar suelo para la comunidad, dará un gigantesco bocado a un parque proyectado en 1983. 

Aunque nuestro alcalde nos prometa más parques con el dinero obtenido en la operación, lo cierto es que la parte más masificada de Málaga se quedará, para siempre, sin ese ‘Central Park’, y tendrá que conformarse con uno absolutamente insuficiente.

Como ya informó esta sección, esta indecencia urbanística no está avalada ni por la jurisprudencia del Tribunal Supremo, ni por los dictámenes del Consejo de Estado. Este último organismo, en un dictamen de 2002, señalaba que, un cambio urbanístico «no puede comportar disminución de las superficies totales destinadas a zonas verdes», al considerar estos futuros parques o jardines «un mínimo sin retorno»; algo que también respaldan el Derecho Comunitario y el Supremo.

Además, a la rotunda oposición de los vecinos hay que sumar el que el parque se ha publicitado con cifras maquilladas, pues en el programa electoral del PP de las municipales se decía sobre Repsol: «Abriremos el parque de 80.000 m2». Fuentes populares reconocieron en 2023 a esta sección que, en realidad, el parque tendrá 65.000 m2 y que le sumaron todos los espacios verdes diseminados por la parcela. Si es así, trampa.

También, se ha defendido con medias verdades científicas la historia de que tanto coche que no se desplazará supondrá más ahorro de Co2 que todo un bosque urbano. En esa cuenta de la vieja faltó nada menos que el mayor foco de emisión de Co2: la construcción de los rascacielos. Suspenso en Ciencias.

Por todo ello, aunque se determinara que es legal, la de Repsol es una indecencia urbanística mayúscula e irreparable para Málaga.