Consumo

El precio del aceite de oliva empieza a bajar después de las lluvias de marzo

Las ofertas de una gran superficie propician en Málaga las primeras caídas significativas en el precio por litro casi desde el inicio de la guerra en Ucrania y el agravamiento de la sequía

Las cooperativas alertan de posibles repuntes en verano

Los productores alertan de que la bajada de precios podría generar, en caso de que se reduzca el stock existente, nuevos repuntes de cara al verano.

Los productores alertan de que la bajada de precios podría generar, en caso de que se reduzca el stock existente, nuevos repuntes de cara al verano. / L. O.

Fran Extremera

Fran Extremera

Al fin un respiro en la escalada de precios del aceite de oliva. Después de las lluvias de marzo y las buenas previsiones de cara a la próxima cosecha, una gran superficie con establecimientos en la provincia de Málaga y en el resto de Andalucía ha puesto en oferta este preciado y saludable producto de la dieta mediterránea. Incluso se puede encontrar el litro en los lineales a menos de 7 euros, por primera vez desde que estalló la guerra en suelo ucraniano. Y de momento parece que otras cadenas alimentarias están dispuestas a seguir sus pasos y vender el aceite sin añadirle costes de intermediación.

Pero las cooperativas malagueñas avisan. «No es oro todo lo que reluce. La realidad es que las dos últimas cosechas han sido muy deficitarias en toneladas producidas, como consecuencia de la sequía, y si baja de repente el stock puede haber un repunte y que terminemos en agosto con los precios más altos de toda la serie histórica», indicaron este miércoles fuentes sindicales.

Pendientes de los efectos

En el gigante del sector, Dcoop, los análisis sobre esta repentina bajada de precios al consumidor en principio no está previsto que se realicen antes de la próxima semana. Pero sí se confirma que es pronto para evaluar las consecuencias de las lluvias abundantes de este mes de marzo. Pueden influir en la evolución de la cosecha 2024/25 factores tan diferentes como unas altas temperaturas en verano, las ansiadas lluvias a principios de otoño, que en el arranque de los últimos dos años hidrológicos nunca llegaron. Así habrá que observar la evolución de los stocks y de los olivares «mes a mes».

Es importante subrayar que la desescalada de precios ha llegado sólo una semana después de que los colectivos que representan a los consumidores hayan alertado de que en abril se redujeron los precios en origen del propio aceite de oliva. Hay quien achaca esos descensos a la caída en general del consumo. Por ejemplo, la Unión Europea cifra dicha bajada en un 25% desde la campaña 2021/22. Pero en este aspecto también cabe recordar que mercados internacionales han aumentado la importación del aceite, al destacarse en foros globales su vinculación a la longevidad.

¿Malas perspectivas para el sector?

Fuentes del sector agrario también apuntan a esa bajada en los precios en origen un rumor, finalmente descartado, respecto a que Turquía iba a reabrir sus fronteras a la exportación de aceite de oliva, después de un largo periodo con el que se quiso fortalecer al 100% el autoconsumo. Aunque no se trata de uno de los grandes países productores, en juego había 100.000 toneladas que representan actualmente alrededor del 7% de todo lo que produce la Unión Europea, principalmente España e Italia.

Un dato que también permite reforzar los malos augurios de cooperativas que forman parte de la estructura productora del gigante Dcoop lo aporta la propia Comisión Europea. Resulta que al inicio de la pasada campaña había un stock de apenas 400.000 toneladas de aceite de oliva en el continente europeo, el más bajo en todo un lustro, desde antes de la pandemia. Pues bien, las previsiones de hace menos de tres meses apuntaban a que a finales del próximo verano dicho volumen quede reducido a unas 250.000 toneladas.

Esas previsiones eran anteriores a las lluvias de marzo, pero no cabe duda de que la cosecha próxima no empezará hasta octubre. Arrancar el otoño con ese stock tan bajo podría confirmar esos augurios frente a la bajada de precios que en estos momentos fuerza una agresiva campaña. Los propios sindicatos agrarios también están a la espera de analizar la coyuntura, pero piden prudencia y alertan a los consumidores de que almacenar de manera injustificada aceite de oliva tampoco tiene sentido alguno.

Recomiendan por lo pronto «seguir atentos a la evolución de los mercados», sin entrar en pánico ni generar un desabastecimiento que luego complique la existencia a la cadena de reparto, como ocurriese en la pandemia.

La UE confirma que los stocks siguen por la sequía en bajos niveles

La Unión Europea confirmaba, ya con la campaña de recogida casi terminada, que las producciones de aceite de oliva en los países productores mantenían cifras similares a las de la anterior cosecha. Es decir, que seguirían durante este año los problemas de comercialización debidos a los bajos niveles en stock. Alrededor de 1,4 millones de toneladas se han producido en estos dos últimos ejercicios como consecuencia de la grave sequía.

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