La autopsia desveló todo el sufrimiento al que Sonia fue sometida antes de morir, pero no aportó pruebas de la agresión sexual. Los psiquiatras determinaron que King es una persona antisocial.

Sonia Carabantes sufrió una terrible agonía producidas por 37 lesiones fruto de los golpes, todos ellos aún con vida, antes de morir asfixiada con su camiseta anudada alrededor del cuello, según describieron ayer los forenses durante la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Audiencia contra el británico Tony King por la muerte de la joven de Coín.

Además, el cadáver presentaba lesiones en los antebrazos típicas de intentar defenderse de un atacante y no fue posible encontrar ningún vestigio de agresión sexual ya que el cadáver estaba descompuesto, dado que fue examinado seis días después de la muerte.

El director del Instituto de Medicina Legal, Antonio García de Gálvez, expuso ayer que la causa de la muerte fue "asfixia mecánica por estrangulación". El cadáver de Sonia fue encontrado con su camiseta alrededor del cuello, con la que presumiblemente fue estrangulada, ya que su posición coincidía con un surco hallado en esta parte de su cuerpo, según los médicos, quienes también apuntaron la posibilidad de que se hubiese asfixiado al tragar sangre por las lesiones sufridas.

Sobre las lesiones, Gálvez reveló que pese a la putrefacción se localizaron 15 externas y 22 internas. De las externas, nada menos que 8 estaban en el rostro, siete en la parte izquierda. Dos de ellas eran fracturas en la mandíbula.

Las heridas en los antebrazos hicieron a los forenses concluir que "hubo en algún momento resistencia, pero luego tuvo fases a merced del agresor".

La descomposición del cadáver impidió encontrar evidencias de una agresión sexual. "Ha desaparecido la zona genital y no hay donde buscar", concluyó García de Gálvez que, a preguntas del abogado defensor, Javier Saavedra, ratificó que no hubo "ningún hallazgo" sobre el abuso sexual. El indicio de que el sujetador apareció detrás de la cabeza y con las dos copas rasgadas por los lados externos no era suficiente. "Es verdad que científica y categóricamente no lo podemos demostrar", dijo Gálvez.

King reconoció los abusos. La falta de pruebas científicas de ese delito, obligó al fiscal, Antonio González, a reclamar la lectura de las declaraciones de King ante la Guardia Civil y el juez. Los diez folios de la segunda resultaron desgarradores. Tony King admite la muerte de Sonia -sin mencionar detalles de cómo la aborda y le pega-, cuenta que la "atropella" y traslada su cuerpo al campo. Asegura que intentó "reanimarla" dándole tortazos, pero no pudo. Aún dentro del coche, antes de tirar el cuerpo, le metió los dedos en la vagina y días después se masturbó.

Un equipo de dos psiquiatras y una psicóloga definieron al inglés como un psicópata, una persona que tiene un trastorno disocial. Es "un psicópata" pero "en modo alguno debe considerarse como un enfermo mental", según los peritos que elaboraron los informes psiquiátricos y psicológicos del imputado. King padece un trastorno antisocial de la personalidad pero "conserva su capacidad de entender y obrar como para poder responder de los hechos que se le imputan", explicaron los peritos. Este trastorno implica la "exageración" de diversos rasgos como la ausencia de sentimiento de culpa, el egocentrismo, la incapacidad para amar, para aprender de las experiencias y mantener relaciones afectivas y laborales estables, la tendencia a transgredir la ley y manipulación de los demás en beneficio propio, indicaron.

La psicóloga que le ha entrevistado en seis ocasiones durante su encarcelamiento indicó que "es bastante probable" el riesgo de reiteración de actos delictivos, y la posibilidad de rehabilitación es "casi nula", a tenor de los resultados de los experimentos realizados con este tipo de personas, que han sido "infructuosos", declaró.