Acudir a la Feria de Málaga, bailar y hacer estómago para el almuerzo, la sobremesa y la cena son los pasos principales en la guía del buen feriante. Sin embargo, algo tan sencillo como disfrutar de un buen plato típico durante las fiestas se convierte en un imposible para los celíacos, hasta tal punto que muchos llevaban años sin pisar el Real.

La Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil (AVOI) ha plantado cara a este problema con la creación de la primera caseta (53-54) de la Feria de Málaga con cocina «gluten free». Para ello, la entidad ha adaptado completamente el local, con dos cocinas, una sin gluten y una normalizada, dos ventanillas independientes tanto para pedir como para servir y un equipo de cocineros y camareros divididos para manipular los alimentos, según sean para ser consumidos por celíacos o no y evitar así lo que se conoce como «contaminación cruzada», es decir, que el producto sin gluten entre en contacto con otros, ya sea crudos o cocinados.

«La verdad es que están emocionados, ahora pueden disfrutar la feria de verdad. Especialmente esto lo sufren los niños, más que los adultos. Que se puedan sentar en una caseta, escuchando música y viendo una actuación de magia y comer tranquilamente... A esto tiene derecho todo el mundo y los celíacos también», cuenta Juan Carmona, presidente de AVOI, que asegura que los integrantes de la entidad se han formado en el tratamiento del gluten a través de unos cursos municipales y su caseta está incluida en la red «Málaga sin gluten» tejida a partir de la colaboración entre la Asociación de Celíacos de Málaga (ACEMA) y el Ayuntamiento de Málaga.

Esta iniciativa surge de la propia experiencia de muchos trabajadores y voluntarios de AVOI que lidian día a día con la intolerancia al gluten, como es el caso de Antonio Ruano, coordinador de los voluntarios: «Ya estamos acostumbrados porque en casa tenemos un celíaco. Cocinar sin gluten es igual que cocinar cualquier otro plato, simplemente hay que tener en cuenta los productos que vas a utilizar y manejar», cuenta. «Todos los productos que entran en cocina tanto en la normal como en la sin gluten son sin gluten. La diferencia es el emplatado: el sin gluten emplata con pan para celíacos y la cocina normal con pan normalizado».

Ser celíaco en Feria

Susana, cordobesa residente en Málaga desde hace cinco años, es madre de una niña de tres años, intolerante al gluten desde los 15 meses. Pocos años después, la familia ya ha acumulado un sinfín de experiencias rocambolescas con la alimentación de su hija y los problemas que acarrea salir a tomar algo fuera de casa. Para acudir a la Feria era indispensable llevar toda la comida preparada desde casa.

«Es un problema muy grande. La gente no está concienciada del problema tan grande que supone, y más para una niña que quiere hamburguesas, pizzas, croquetas... comida que suelen comer más los niños. Y venir a la Feria y que pudiera comer una pizza o una hamburguesa, eso era impensable», relata con emoción. «Es algo de lo que nos alegramos profundamente. La idea es fabulosa. Mi más sincera enhorabuena. Hasta el ambiente en la caseta es genial».