Desde dos horas antes del inicio del decisivo encuentro que este lunes medía al Málaga CF y al Huesca, La Rosaleda eran una auténtica fiesta. Miles de aficionados tiñeron de blanquiazul los aledaños del estadio para recibir al equipo y transmitirles ánimos para lograr la victoria, clave en sus aspiraciones para mantener la categoría.