Investigación

El presunto asesino de la maestra de Valencia tiene un largo historial de robos muy violentos

Antonio S. E. está considerado como extremadamente agresivo y en una detención reciente se arrancó los grilletes y tuvo que ser reducido tras golpear a agentes en el cuartel de Oliva

Los detenidos por el asesinato de la maestra de Rafelcofer llegan a los juzgados de Gandia.

Los detenidos por el asesinato de la maestra de Rafelcofer llegan a los juzgados de Gandia. / SERGI SAPENA

Teresa Domínguez

Antonio S. E., de 46 años, a quien la Guardia Civil considera presunto autor material del acuchillamiento mortal de la maestra jubilada de Rafelcofer (Valencia) Rosa Carmen Pous Escrivà, del que informó en exclusiva Levante-EMV, del mismo grupo editorial, tiene un largo historial de delitos extremadamente violentos, entre ellos robos con violencia a personas en los que empleó armas blancas para intimidarlas. Con un amplio historial delictivo, que incluye tráfico de drogas y atentado a agente de la autoridad, está considerado por los agentes del cuartel de Oliva, que lo conocen a la perfección, como un delincuente extremadamente agresivo y violento.

De hecho, en una de las últimas detenciones, se arrancó los grilletes tras haber sido esposado y la emprendió a golpes con los guardias, lo que obligó a estos a emplearse a fondo para poder reducirlo y meterlo en uno de los calabozos.

El sospechoso, que será puesto a disposición de la jueza de Instrucción número 3 de Gandia este jueves junto con el otro detenido, su amigo de correrías Rubén Ú. P., de 44 años, se ha negado a declarar ante los investigadores del grupo de Homicidios de la Guardia Civil, por lo que es previsible que tampoco lo haga ante la magistrada.

El análisis de los cuchillos y de ADN

De momento, la jueza está pendiente de recibir no solo a los dos detenidos, sino también el atestado policial, al que aún faltan algunas pruebas por incorporar. Entre ellas, los resultados de los análisis de ADN de las muestras recogidas en casa de la víctima, en el número 10 de la calle Xiquet de Rafelcofer, que tendrán que ser cotejados con los perfiles de ambos acusados, y en otros escenarios, como las viviendas de los dos implicados, por ejemplo.

Así mismo, está pendiente el análisis de varios cuchillos intervenidos por los agentes del laboratorio de Criminalística en los registros de las viviendas de ambos presuntos asesinos, tanto en la de Rubén Ú. P., que vive prácticamente enfrente de Rosa, en el número 5 de la calle Xiquet, como en la de Antonio 'Toni' S. E., en el número 1 de la calle Miguel Hernández de la Font d'En Carròs, municipio del que son oriundos ambos y donde se conocieron hace más de dos décadas, aunque el primero lleva años residiendo en Rafelcofer.

Rosa del Carmen Pous Escrivà, de 66 años.

Rosa del Carmen Pous Escrivà, de 66 años. / L-EMV

Uno señaló a la víctima; el otro la acuchilló

En principio, de la investigación llevada a cabo en un tiempo récord por el grupo de Homicidios, se desprende que, casi con toda seguridad, ha sido Antonio el ejecutor del crimen, pero Rubén habría sido quien le señaló a la víctima diciéndole que guardaba dinero en casa. Tal como han podido ser reconstruidos los hechos, los dos presuntos asesinos, ambos politoxicómanos y con antecedentes policiales importantes, estaban en casa de Rubén Ú. P. desde la media tarde del sábado, consumiendo alcohol y cocaína.

Avanzada la noche, cuando se quedaron sin droga, empezó la espiral de violencia y ansiedad, porque tampoco tenían dinero. Es en ese momento cuando se sospecha que decidieron robarlo para seguir con su fiesta y uno le dijo al otro que Rosa tenía dinero.

No tuvo tiempo para reaccionar

Juntos o Antonio solo, algo que aún no ha podido ser aclarado del todo, habrían cruzado la calle y llamado al timbre de Rosa Carmen, que estaba sentada en la mesa del comedor, cenando, tal como adelantó ayer Levante-EMV. Dejó el plato a medias y abrió. La puerta está muy cerca de la mesa. Sin tiempo para reaccionar, el asaltante se le echó encima. Empezaron los gritos, el acoso y las amenazas. La arrinconó contra la mesa, cogió el cuchillo con el que ella estaba cenando y se lo clavó una y otra vez: 16 veces totalmente profundas y otras cuantas, más superficiales. Le causó lesiones mortales en el corazón y en el pulmón. Él también se cortó. Y dejó su sangre en el suelo del comedor. Le quitó (o quitaron el batín) y lo dejaron caído junto al cuerpo sin vida de Rosa, al pie de la mesa del comedor. Luego, buscaron y encontraron la cartera y se fueron. Ese fue todo el botín del salvaje homicidio: el escaso dinero en metálico que la mujer tenía en el monedero.

Mentira, sangre y más evidencias

Luego, regresaron a la casa de Rubén. Por el camino dejaron gotas de sangre que llevaron a Homicidios a relacionar de inmediato ambos escenarios y los especialistas de Criminalística, a inspeccionarlos. En esa vivienda, encontraron el pantalón de chándal de Rubén con manchas de sangre. A la Guardia Civil, primero, y a los periodistas, después, les dijo que su amigo de juventud, Toni, se había autolesionado en un ataque de ira porque se le había acabado la cocaína y que se había limpiado en su pantalón. Mentía.

Finalmente, a media mañana del martes, 40 horas después de que la hija de Rosa encontrase su cuerpo cosido a cuchilladas en el suelo del comedor de su casa y tras varios interrogatorios a ambos sospechosos, llegaron los primeros resultados obtenidos por Criminalística en al menos dos de los escenarios. Homicidios, que había mantenido bajo control a los dos presuntos asesinos desde el domingo por la tarde, decidió que era el momento y los detuvo. Ahora la jueza decidirá su ingreso en la prisión de Picassent.