Martes Santo

El cielo estrellado, por fin el Martes Santo, sobre la Estrella

La hermandad dominica del Cristo de la Humillación y la Virgen de la Estrella continúa intentando desde dentro, el día de su salida y durante todo el año, con afán y denuedo, inocular en todos la misma sensibilidad cofrade y reconducir lo de afuera, suprimiendo injustas etiquetas

El hermano mayor de la cofradía, Rafael Retana, que actuaba de jefe de procesión, sufre una caída por culpa del líquido anti-cera en el recorrido oficial y tiene que abandonar el cortejo para ir, lesionado, al hospital

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Volvía a teñirse de gris la mañana, ese mismo color plumbeo que hasta ahora había presidido el cielo de Málaga en los primeros días de la Semana Santa, y que tan caro estaba costando. Pero conforme avanzaba la jornada, los claros iban ganando la partida. El riesgo de precipitaciones previsto para la tarde, además, era muy bajo. Al contrario de en las jornadas anteriores, no había reuniones de última hora previstas para anunciar retrasos. Ni parecían necesarios planes B. El Martes Santo se presumía completo. Y, sobre la Estrella se sublimaría una noche por fin estrellada. 

Como Santo Domingo, fundador de la Orden de los Predicadores y titular de la sede canónica de esta corporación en El Perchel, la Estrella vive una época de cambios, con numerosos desafíos a los que intenta dar respuesta. Y en este sinuoso desarrollo, de un tiempo a esta parte, y cada cuatro años de inestabilidad electoral, de cabildos, recursos e impugnaciones, al menos se mantiene inamovible la salida desde el interior del templo. Porque salir de una iglesia lo es todo para una cofradía. Y marca carácter. Y jalona una puesta en escena penitencial. Y la cofradía así sale ya depurada. 

Nuestro Padre Jesús de la Humillación y Perdón

Ignacio A. Castillo

Fuera, expectación y jaleo. Dentro, quietud y calma. Y saber hacer las cosas. El Martes Santo y el resto de días del año. Dentro, todo muy claro. Afán y denuedo por reconducir lo de afuera, por suprimir de una vez por todas cualquier etiqueta o estigma o símbolo de supuestas señas de identidad hace tiempo superadas, por inocular en todos la misma sensibilidad cofrade y que tanto merecen unas imágenes de tan alta alcurnia devocional y estirpe escultórica.

Porque, por encima de todo, y de todos, están el Señor de la Humillación y su Madre de la Estrella. Y por ellos bien merece la pena un esfuerzo por la concordia y la unidad. Su mirada así lo pide. Esa misma, colmada de unción, que creó Pepe Palma a la tercera, que fue la vencida, y que encierra en sí toda la carga dramática del interrogatorio ante Herodes sin que sea necesario, de momento, acompañamiento escultórico alguno.

El Señor solo, con su ligera túnica blanca cubriendo la desnudez de un cuerpo imaginero completo, sobre característico monte de claveles rojos y en el trono más antiguo de la Semana Santa, aguardaba a que diera la hora de salida mientras el ajetreo nazarenos y participantes, propio, se intensificaba conforme las manecillas del reloj se aproximaban a las 17.45 horas.

Se rezaba un Padrenuestro para iniciar la estación de penitencia cuando la cruz guía se preparaba ante el gran portón y representaciones de Dolores del Puente y de Mena se disponían para el protocolo saludo. También de la letífica del Rosario. 

Abría el cortejo, como históricamente ha hecho, la Madre y Maestra Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, ya por fin con sus típicos plumeros, con sus toques inconfundibles, sones clásicos, de siempre, que se saben y sienten de aquí. Hasta el redoble tan propio. ‘Cristo del Amor’, aún bajo las bóvedas del templo, daba paso a una completa comitiva de hermanos revestidos con hábito dominico con los colores característicos de la orden, que fue saliendo poco a poco, mientras el público hacía sonar los primeros aplausos. 

Nuestro Padre Jesús de la Humillación y Perdón y María Santísima de la Estrella e

Nuestro Padre Jesús de la Humillación y Perdón y María Santísima de la Estrella e / Gregorio Marrero

Vinculación con la Policía Local de Málaga

Mandos y agentes de gala de la Policía Local de Málaga, con el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo y el intendente mayor, Juan Antonio Ferrer a la cabeza, participaban de la salida y se iban a incorporar a la presidencia. De hecho, en el puente de la Aurora iban a incorporarse un total de 51 policías.

Los toques de campana servían de aviso. Iba a salir el Señor, que superaba el dintel con la Marcha Real e ‘Y tú, Estrella’, a cargo de la banda de cornetas y tambores del Carmen, que acompañó musicalmente al trono.

Como colofón a todo ello, y tras una larga comitiva de terciopelo azul y estola blanca, la Virgen de la Estrella, la guía cierta y segura. La luz que brilla con toda su intensidad ante cualquier oscuridad. La que no conoce ocaso, con esas lágrimas infinitas, que bañan sus mejillas como no lo hacen en ninguna otra. Arreglada, como siempre, con precisión, esmero y buen gusto, y rodeada de flores variadas en tonos rosa, en su galeón de caoba y plata de doble moldura, se puso un Martes Santo más en marcha con afán de conquista. Con esa tendencia tan de la Estrella de ganarse la calle y llevarse a la gente con Ella, empezando por su propio barrio, por Huerta del Conde y el reivindicado por perchelero Llano de Doña Trinidad (Grund).

Acompañada por la banda de música de las Golondrinas, de Vélez, que para salir de Santo Domingo atacó ‘Estrella del Perchel’ pieza icónica de Miguel Pérez, para continuar en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás con el estrenó ‘Las Virgen de la Estrella’, compuesta por José Antonio Molero que, con el permiso del alcalde, Francisco de la Torre, pudo dar unos toques de campana. La hermandad, así lo agradecía. 

El Cristo de la Humillación, protegido con un capote impermeable aún en Atarazanas.

El Cristo de la Humillación, protegido con un capote impermeable aún en Atarazanas. / Gregorio Marrero

Transitaba la comitiva con total naturalidad, con esas muestras tan suyas en puntos determinados de su itinerario, cuando discurría ya por la calle Larios y comenzó a chispear. Una ligera lluvia que en un momento puntual fue algo más intensa y que hizo reaccionar con especial celo a los responsables de la cofradía, que cubrieron inmediatamente a la imagen del Señor con un capote impermeable justo antes de tomar la curva hacia Martínez. Con todo, estas leves precipitaciones desaparecieron de inmediato y el cielo volvió a mostrar su mejor cara, con las estrellas asomadas para ver a la mejor de ellas, la de la Mañana, reinando por las calles de Málaga.

Estas cuatro gotas que cayeron sobre la ciudad, al entrar en contacto con el inhumano, antiestético, corrosivo y resbaladizo líquido anti-cera que el Ayuntamiento de Málaga, Limasam y la empresa que lo suministra insisten en seguir utilizando en las cabezas de procesión de cada cortejo, a pesar de las quejas del público y los cofrades desde hace años, tuvieron dramáticas consecuencias en la Estrella. El hermano mayor de la cofradía, Rafael Retana, que actuaba de jefe de procesión, sufrió una caída en el recorrido oficial y tuvo que abandonar el cortejo para ser conducido, lesionado, al hospital. Daños en una muñeca, según informaron hermanos de la propia cofradía. Esto, para que después en las reuniones se niegue la peligrosidad de este invento infernal. Hasta que no ocurra una desgracia de mayores proporciones... más allá de daños en túnicas y capas...