Se estableció en Málaga hace unos años y ha hecho de nuestra ciudad una especie de base de operaciones desde la cual ha gestado algunos de sus trabajos más felices, luminosos y celebrados de una extensa carrera, de más de dos décadas ya. Este sevillano empadronado en el barrio de El Palo está dando los últimos toques a su nueva entrega discográfica, un doble álbum titulado ¡Menos Samba!, y que es uno de los más esperados de la temporada por la parroquia indie –a la venta el 12 de marzo–. El duodécimo ya de Sr. Chinarro, inmerso en una época más asequible tras el pop de greguerías más o menos impenetrables con el que debutó y con el que encandiló a la crítica y el público de la escena alternativa.

Pero no es ésta la única noticia en el universo chinarro: el 2 de abril lanza Exitus, su primera novela –tras el compendio de relatos, Socorrismo, editado hace tres años–.

¿Antonio Luque ya no va a ser Sr. Chinarro en el próximo disco o sí?

Tenía idea de bautizarlo con mi nombre, pero el sello no lo veía claro y no nos vamos a pelear; no es estrictamente necesario.

El nuevo disco se llama ¡Menos samba! ¿Es por aquello de Menos samba, más trabajar? ¿Se alía con el poder?

Aquel gag de Emilio Aragón me hacía mucha gracia. Nos pasa un poco igual: el sumo dictador da unos consejos y hace lo contrario. Como empresario, a veces en cinco horas de ensayo se tocan diez canciones, porque estamos de cháchara (yo, el primero).

Algunos dicen que Presidente, su anterior trabajo, es su disco más comercial. ¿Algo que alegar?

Que ojalá, pero se ha vendido menos. Aparte de las descargas, ha gustado menos. Creo que sonaba mejor, pero eso parece que no gusta. Si lo que mola es un sonido más maquetero… Guay, más barato y cómodo todo.

¿Tiene intención de ser indie hasta la muerte? ¿Se resiste a la industria?

Ya quisiera ser yo el de los Estopa o El Pescao, pero a la segunda frase estoy metiendo metáforas y rollos que la mayoría de gente no pilla, con todos mis respetos. La mayoría se va en 2º de BUP y luego no pueden escuchar según qué cosas.

¿Alguna teoría de por qué la mayoría de nuevas estrellas alternativas son jovencitas de voz dulce?

Porque no había mujeres y salió un lote que se tomó la molestia de cantar, tocar la guitarra y hacerlo bien. También me gustaría bajistas y bateristas chicas, sobre todo para que mi furgoneta oliese mejor.

Conozco a poca gente que no lo conozca en Facebook –también más que recomendable seguirle en Twitter: @antonioluque666; más información en el despiece–. ¿Desconecta alguna vez o es su manera barata de editar?

Barata lo es, porque sólo pago la conexión del iPhone, que utilizo como módem y son quince euros al mes. Lo digo por si alguno paga setenta y quiere dejar de dar tanta pasta a su operadora. La diferencia da para comprarse los mejores libros y discos, porque no creo que al mes salga más de un libro y disco buenos, la verdad.

Le toca a usted las entretelas el asunto de la gratuidad de la cultura, ¿verdad?

No porque a mí me afecte mucho, la verdad. Lo que realmente me fastidia es que la gente no se dé cuenta de que si han permitido durante años hacer algo que es ilegal es porque hay una intención oculta de destruir la industria cultural, porque puede poner la cara colorada al poder. Es una nueva manera de censura. Igual que la sobreinformación: hay tanto que uno no sabe lo que hay que mirar y así están destruyendo hasta los periódicos. ¿Y todo para tener todo en un teléfono con casquitos? Yo prefería la alta fidelidad con los vinilos.